AXEL HOTEL MADRID

El Hotel Axel Madrid junto con sus F&B Areas, conjugan lo mejor de un barrio histórico con lo más típico de la capital, aunando con un peculiar estilo la Movida madrileña, capotes y mantillas y un seductor guiño a la cultura LGBTQ.

Divertido y desenfadado, con historia y moderno a la vez, original y disruptor, todo eso y mucho más es el Hotel Axel Madrid, una mezcla original de distintas épocas y estilos de la capital, pero con el denominador común de la diversión y el descaro como punto de partida. Lo cierto es que, visto desde fuera, nada hace presagiar que su interior recoge lo más característico de la ciudad donde se encuentra. Porque tal y como aseguran desde El Equipo Creativo, el Hotel Axel superpone una serie de referencias históricas que conforman un tándem complejo y explosivo. Para entender la atmósfera que respira, primero hay que contextualizar, aclaran desde el estudio. El hotel se encuentra en pleno Barrio de las Letras madrileño, hoy una de las zonas calientes de la ciudad y que en su momento fue el centro del Siglo de Oro español, donde arte y literatura convivían y se citaban autores que han pasado a la historia como consagrados, de ahí el nombre que recibe el barrio. Sus calles, por extensión, rememoran ese Madrid tradicional y popular que conjugaba capotes y mantillas con corralas populares, una estética cañí y lo mejor de la Movida de los años 80. Y por último el edificio en sí, una joya arquitectónica y dondeEl Equipo Creativo ha sabido mantener esa mescolanza que caracteriza la zona.
Con todos estos elementos, y conociendo la explosiva filosofía de la cadena de Hoteles Axel, dirigidos al público LGBTQ, el concepto del proyecto solo podía ser singular. La idea fue en todo momento crear un diálogo con todos esos ingredientes para que nada más entrar, se respirase una atmósfera de libertad y diversión, que invitara a todo tipo de público a conocer las zonas comunes para disfrutar, sobre todo, de la oferta gastronómica. Y El Equipo Creativo tuvieron claro que el uso del color determinaría el carácter del hotel. Pero no uno cualquiera, no, el dorado es el denominador común. El pasaje de entrada al hotel, concebido a modo de patio de antigua corrala, está lleno de carteles luminosos con referencias cinematográficas y musicales de la Movida, que junto a maniquíes y otros elementos vistosos y decorativos ponen en situación al cliente mientras avanza a la recepción. Allí, un mostrador de cautivadores ojos introducen al huésped en el ambiente deseado.

Respetando muchos de los elementos originales en su estructura, la primera planta ha mantenido casi intacta la distribución clásica, pues era donde se situaban las antiguas salas nobles del edifico, de gran valor patrimonial y variedad de acabados y colores, y que hoy sigue albergando muchas de esas mismas salas, con mobiliario de diseño y decoración ad hoc pero con el dorado, aquí ya perfectamente visible, en detalles de paredes, techos y artesonados. Algunas de esas salas nobles se han convertido en los salones públicos que se mencionaba anteriormente, y otras son habitaciones suites, también con piezas seleccionadas para no romper la estética de dorados, maderas y blancos que caracteriza esa zona del edificio. Son el resto de habitaciones y las zonas Food & Beverage las que marcan la diferencia. Si bien siguen conjugando las referencias visuales de todo el edifico, el objetivo aquí es crear un espacio que invite tanto al descanso como al juego. De esta forma, las camas están rodeadas de dos grandes cortinas, una rosa capote y otra negra traslúcida con textura de mantilla, que permiten transformar la habitación según la hora, el humor, y como dicen desde el estudio, “las ganas”. Una luz de neón con mensajes directos y pequeños guiños a la cultura popular completan la escenografía juguetona. Y por supuesto se puede descansar, gracias al azul intenso de las paredes y la utilización de la madera en suelo y detalles. “Las Chicas, Los Chicos y Los Maniquís” y “Bala Perdida Club”son las dos zonas de gastronomía que propone Hotel Axel Madrid. El primero con un ambiente desenfadado, colorista y claras referencias a la Movida madrileña, y el segundo a modo de escondite secreto y subterráneo, donde tomar copas y escuchar música se puede convertir en una experiencia clandestina y provocativa. Un viaje, en definitiva, por la historia de Madrid, recogido entre las habitaciones y los pasillos de este clásico edificio.

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