Hotel Kimpton Vividora

El Hotel Kimpton Vividora diseñado por El Equipo Creativo, es un fiel reflejo de Barcelona y el barrio donde se ubica, Ciutat Vella, donde la tradición y el alma joven se mezclan en un vecindario de fusiones.

Una experiencia genuinamente local que reflejase el estilo de Barcelona, con ambiente chic, alegre y fresco, pero a la vez con referencias a elementos tradicionales que conforman la personalidad de la ciudad. Esa era la premisa que siguieron El Equipo Creativo a la hora de concebir y desarrollar Hotel Kimpton Vividora, “un lugar con un enfoque local, artesanal y diseñado a medida, con espacios únicos que reflejen el estilo de vida y la arquitectura de la ciudad condal”, cuentan desde el propio estudio. Contaban con el hecho de que los Kimpton son hoteles boutique sin un diseño de marca uniforme, que ofrecen experiencias exclusivas por locales. De hecho, ellos mismos se describen como una marca que ofrece “lujo sin actitud”, con restaurantes y bares de la zona, todo bajo un estilo muy personal.
Así que la estrategia parecía clara, “había que basarse en crear un diálogo entre el hotel y la ciudad, más específicamente, una conexión cercana con el vecindario donde se encuentra, Ciutat Vella (Ciudad Vieja), que además de ser el barrio más antiguo de la ciudad, es sin duda una zona con un ritmo de vida diferente. Un barrio artístico, con cuerpo antiguo pero alma joven, de estrechas calles peatonales llenas de museos, arte callejero, pequeñas tiendas, bares y cafeterías tradicionales o skate-parks improvisados en plazas”. La idea es crear espacios diferenciados y únicos dentro del hotel, invitando tanto a los huéspedes como a los locales a quedarse, disfrutar, conocerse e interactuar. El diseño introduce elementos artesanales, marcas y arte locales, coloridos patrones en piezas cerámicas, junto con referencias reinterpretadas de su pasado histórico. Todo ello mezclado con un enfoque contemporáneo y espontáneo.

“Uno de los desafíos fue organizar el programa público, ya que la planta en contacto con la calle era excepcionalmente pequeña. La estrategia fue usar la planta baja exclusivamente para el bar, convirtiendo este espacio en la rótula entre la ciudad y el hotel, un espacio activo con una larga fachada hacia la calle, que invita a huéspedes y locales a entrar e interactuar”. Y como la piedra, la vegetación y el agua son los ingredientes esenciales  de la ciudad se decidió introducir estos mismos ingredientes en el diseño del Café Got, un espacio de 110 metros cuadrados y que conecta con el lobby mediante un espacio de doble altura aportando un efecto fresco y con un punto acuático gracias a la cascada de lámparas de vidrio. La pieza de la barra se sitúa discretamente en la parte posterior del café, y se materializa como un elegante bloque de piedra brillante en contraste con los pavimentos de travertino. Las alfombras, también diseñadas especialmente para el proyecto, junto con las paredes de terracota y los acabados de madera rojiza, generan en el espacio un cálido contraste.
El lobby resulta ser una cómoda sala de estar junto a la fachada y visible desde la calle, que invita a locales y huéspedes a entrar y relajarse. “Las variadas piezas de mobiliario han sido seleccionadas poniendo énfasis en marcas y diseños locales, dando como resultado un espacio colorido y espontáneo, con un ambiente informal, acogedor y local. Las piezas de cerámica verdosas con patrones geométricos se diseñaron exclusivamente para el hotel, inspiradas en la amplia tradición artesanal ceramista de la región”. Tres rotundas piedras, cada una con un acabado pétreo diferente, actúan como los tres escritorios de recepción, en referencia a las fuentes de piedra en los patios del barrio góticos. El espacio del vestíbulo se completa con una zona lounge y una mesa de coworking.

 En las habitaciones el patrón elegido respondía a tres ingredientes clave, el color, la temperatura y la materialidad, buscando un juego de contrastes como los que ofrece la propia ciudad. “Aunque Barcelona es una ciudad muy colorida, si tuviéramos que seleccionar solo dos de sus colores, esos serían, sin duda, los cálidos tonos terracota de su arquitectura y los frescos tonos azulados del mar Mediterráneo. Como si de una composición abstracta se tratara, introducimos estos dos bloques de color a modo de protagonistas de las habitaciones de Vividora: el cabecero de cuero cálido en la zona de descanso en contraposición a divisores de cerámica artesanales más fríos y azulados en la zona del baño”.

Visualmente conectada con el resto de la habitación, la zona de baño es otro de los protagonistas, pues el hecho de que sea abierto nos ayuda a ampliar la sensación espacial y nos permite introducir luz natural al lavabo y al área de la ducha, detrás de un cerramiento acristalado. Y continuando con el juego de contrastes, el cálido suelo y las superficies de madera sirven como un contrapunto perfecto para las más frescas superficies pétreas de la zona de agua, mientras las ortogonales estructuras metálicas negras enmarcan espejos y lámparas de formas redondeadas.
Eso sí, en las suites, esos elementos se han elevado a una características de confort mejoradas, como una elegante sala de estar o la posibilidad de tomar un baño frente al balcón privado, vistas incluidas de la ciudad. El resultado es una elegante habitación, fresca y con un toque artístico.
Y la última joya del Kimpton Vividora es sin duda el Fauna Restaurant, de 170 metros cuadrados e inspirado en una casa típicamente de Barcelona, con patrones, texturas, galerías y celosías que generan un ambiente doméstico muy acogedor. Recibe a los clientes en el segundo nivel del hotel y con un pavimentos de piezas cerámicas y cierta intensidad de color así como patrones cambiantes, haciendo referencia a uno de los elementos más característicos de una vivienda barcelonesa. Los techos están pintados a mano con gráficos inspirados en los tradicionales techos decorativos, dando un toque artesanal al espacio.

Las cocinas y despensas hogareñas también se referencian en el restaurante Fauna. En la entrada, la zona de buffet de desayuno nos da la bienvenida, a través de unas piezas cerámicas azuladas pintadas a mano que representan escenas de la ciudad vieja de Barcelona. Actuando como contrapunto, el otro polo de actividad del restaurante es la cocina abierta en la parte posterior, con un cálido ambiente de madera que recuerda a las cocinas tradicionales.
“Una de las zonas más apreciadas de las casas de Barcelona son sus típicas galerías: espacios acogedores llenos de plantas entre el interior y el exterior. Diseñamos un espacio tipo galería, introduciendo algunos elementos divisorios acristalados, que nos ayudaron a crear áreas más privadas junto a la fachada, que eventualmente se utilizan para eventos o reuniones. Estos acogedores espacios llenos de luz natural tienen un ambiente exterior fresco, también representado a través del mobiliario y la vegetación natural”.
Un compendio de elementos y diseños que hacen del Hotel Kimpton Vividora un vecino más del animado barrrio de Ciutat Vella en Barcelona.

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