HOTEL BODEGA TÍO PEPE

Ubicación: Jerez de la Frontera

Fecha de ejecución: 2020

Fotografía: FHE

Cliente: Gonzale Byass

Marcas participantes

Revestimientos: Buenaventura wallart
Materiales: Indigo HC
Mobiliario exterior: Sika Design
Iluminación: Oliva iluminación, Maps Wonders (a medida)
Mobiliario de madera: Heaps and Woods
Textiles: Ze con Zeta, Güell Lamadrid, Gaston&Daniela, Rugs & More, Antonia Molina
Artistas: Jaime Abaurre, Manuel Salinas y Macarena Gross

El reto principal del Estudio Rebuelta Domecq fue convertir unos antiguas casas que tenían en desuso en un hotel único donde cada habitación fuera especial. Ya de por sí, el emplazamiento es emblemático. El hotel tiene vistas al casco antiguo de la ciudad además de estar rodeado por la propia Bodega, La Catedral, y el Alcázar.

En este proceso fue muy importante el estudio de los materiales y detalles que componen la propia bodega, así cómo los criterios clásicos constructivos de las “casas palacio” de Jerez. Y fusionar esto con los últimos avances en confort y mobiliario. Su intención fue la de crear espacios clásicos, pero a la vez aportar la funcionalidad y comodidades contemporáneas. Donde el cliente cuando llegue viva una experiencia única. No queríamos cargar los espacios sino todo lo contrario, depurarlos e invitar a la apreciación de la belleza en las cosas sencillas, tradicionales e imperfectas, las cosas que llevan siglos en el mismo lugar, y nos transportan a otras épocas y maneras vivir. Otro de los puntos clave a la hora de abordar el proyecto fue centrarnos en la relación hotel-bodega, sus conexiones laberínticas, sus vistas, el colorido y los aromas que comparten así como su frondosa  vegetación. La idea del estudio fue la de crear énfasis en todo lo que le hace especial y así, las personas que se alojen en él, vivan una experiencia distinta al alojamiento en hotel Ciudad y experimenten una vivencia que le haga sentir que forman parte de la bodega y de sus vinos.

Con respecto al interior, rescataron muebles de la bodega así como de la familia del siglo XIX y se les dio un carácter actual. Los incluyeron en habitaciones así como zonas comunes para que cada rincón del hotel tuviese un trocito de historia. La paleta cromática que eligieron para el hotel fue la de colores neutros, claros, que dieran mucha luz. Para ello seleccionaron cuidadosamente cada acabado, papeles pintados, Ratán, estucos, patinas en vigas y elementos estructurales existentes. Con la idea de transmitir calma y tranquilidad al visitante. Los textiles son orgánicos y sostenibles, algodones, linos… Tejidos que aporten calidez y texturas. Una parte importante del proyecto fue la iluminación que crea ambientes a través de luz indirecta. Jugaron con diferentes elementos como lámparas de sobre mesa así como apliques en la pared. Elementos que fueron diseñados por el estudio uno a uno mezclando diferentes materiales: mármoles, metal, vidrio… El contra punto lo hicieron como siempre les gusta hacerlo, a través del arte. Seleccionaron piezas rompedoras y atrevidas con colores brillantes que contra restaran con tanto equilibrio, que aportasen frescura y las hicieron protagonistas.

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