Un edificio incluido en el inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña del siglo XVI, pensado para ofrecerle el máximo confort y una experiencia única de bienestar en medio de la naturaleza. Con una decoración cálida, vintage y moderna, los espacios han sido diseñados por Sandra Soler Studio, aprovechando la luz natural del maravilloso entorno recuperando al máximo los elementos históricos de la vivienda combinándolos con elementos de vanguardia.
En planta baja hay cuatro espacios para eventos para empresas, celebraciones o retiros. Una gran cristalera con vidrio acanelado separa la cocina de la primera sala destinada a los desayunos. Muchos de los muebles utilizados son los originales existentes en la finca. La segunda sala también está amueblada con piezas existentes de Casa Fàbregas y la tercera sala situada en planta baja tiene salida directa al jardín y mucha luz. El jardín es un espacio amplio, y cuenta con una pequeña capilla.
El suelo es de parquet de roble y en los baños de cortesía se ha recuperado el suelo original de mosaico hidráulico. La escalera es el corazón de la vivienda, se ha restaurado descubriendo el ladrillo de las bóvedas catalanas y los escalones de piedra natural también se han recuperado al igual que la barandilla de hierro. En planta primera se ubica una sala interior, con mobiliario original, restaurado y tapizado de nuevo. Los mosaicos de toda esta planta son una auténtica maravilla, una verdadera joya que se ha combinado con una misma paleta de color para todas las paredes pintadas con una veladura. El revestimiento de microcemento para las paredes de los baños y para todo el mobiliario ha sido diseñado por el estudio. Las siete habitaciones de matrimonio están equipadas con baño privado y una privilegiada vista a la naturaleza. Los techos se han bajado para obtener mayor confort dejando entrever el techo original de ladrillo y bigas de madera y se ha retro iluminado con luz cálida.