HOTEL CASA SAGNIER

Reforma de la antigua vivienda del arquitecto para convertirla en un hotel de lujo

La que fuese vivienda del arquitecto Enric Sagnier se convierte en un céntrico hotel boutique urbano que rinde homenaje a su vida y al extenso legado de obras que dejó, gracias al estudio Turull-Sørensen. El hotel, al igual que el arquitecto, mira al mismo tiempo hacia el pasado y el futuro, alternando elementos contemporáneos y detalles de la vivienda original de Sagnier.

Por Gala Mora

Hay hoteles que se sienten en la piel, que cuando traspasas su puerta de entrada sabes que la historia ocupa un papel importante en la vida del edificio, que atesora recuerdos y risas, momentos y nostalgias. Pues todo eso y más es lo que ha conseguido el estudio Turull-Sørensen a la hora de reformar el nuevo Hotel Casa Sagnier en Barcelona, ya que se emplaza en el mismo inmueble que albergara la vivienda y el estudio de arquitectura de Enric Sagnier i Villavecchia. El interiorismo del hotel rememora la mentalidad del célebre arquitecto, que se adaptaba a cualquier encargo comprendiendo el pasado, trabajando en el presente y tratando de trascender a modas para mantenerse en el futuro. El resultado es un hotel abierto a la ciudad, donde priman los ambientes confortables y con un diseño elegante.

Detalle de la sala de estar con chimenea

“Conocido como `Casa Dolors Vidal de Sagnier´, en honor a su esposa, el edificio se construyó en 1892 como vivienda familiar y estudio del arquitecto Enric Sagnier i Villavecchia, algo que ha querido reflejarse en el actual hotel boutique Casa Sagnier, cuyas estancias recuerdan a una casa en la que conviven descanso, trabajo y reuniones con amigos. En todo momento se buscó crear un hotel distinguido, elegante, sin estridencias, que encarnase lo mejor de los valores de la ciudad y que rindiera tributo al propio Sagnier, con guiños directos a su profesión y a su manera de hacer. El reto de diseño se ha centrado en interpretar la mezcla de tiempos: mirar al pasado, estudiarlo y comprender todas las vinculaciones históricas del edificio a su contexto espacio-tiempo, así como la figura del propio Sagnier; mantenerse en el presente, diseñando en el ahora para un público real; mirar al futuro y construir para que el nuevo hotel aguante y supere con solvencia el paso de los años”, según Turull-Sørensen.

Salón que replica la cocina del arquitecto

El hotel cuenta con 51 habitaciones, de las cuales seis son suites, distribuidas en un edificio de siete plantas que se orienta hacia la Rambla de Catalunya y que conecta a través de grandes ventanales con el Passatge de la Concepció, una pequeña calle con encanto que se ha convertido en un enclave gastronómico de Barcelona.

Vista del Passatge de la Concepció desde una de las suites

Al acceder a la puerta de entrada, el espacio se abre hacia ambos lados, dejando la recepción en el centro. A la izquierda se encuentra la zona bar del restaurante Cafè de l’Arquitecte que cuenta con una amplia barra y que ofrece vistas hacia el pasaje. A la derecha queda la zona salón del restaurante, una acogedora sala de estar con chimenea, biblioteca y mesas que ofrece un clima hogareño. La tipología de la fachada ha permitido crear una galería frontal que actúa como un escaparate volcado hacia la rambla y permite ver el ambiente callejero. La recepción se encuentra resguardada en el espacio central de la entrada, en una zona más privada dedicada a los huéspedes y que da acceso a las habitaciones.

Vista de los ventanales que dan a la calle

La reforma respeta la edificación original y se centra en un conjunto de intervenciones sutiles que generan una calidez sobria. La idea no ha sido reproducir de forma fiel la casa de Sagnier, sino crear un espacio atemporal con detalles que reflejan el estilo modernista. Se ha trabajado de forma similar a la de aquella época, en la que profesionales de distintas disciplinas aportaban oficio y creatividad a los proyectos. En la reforma hay guiños al trabajo artesanal, tan importante en aquel periodo. En la planta baja, la decoración se inspira también en el modernismo con murales de Laura Torroba, textiles, ilustraciones, objetos, mapas y materiales que evocan el taller de un arquitecto. Además, la familia Sagnier ha cedido su archivo de fotos familiares de la época.

Mesa del bar, con detalles que hacen referencia a la arquitecturaç

Las habitaciones se han reformado en tonos blancos y negros, con suelos de madera y alfombras, reservando la clásica moqueta para los pasillos. El conjunto se ha trabajado con materiales nobles y naturales, reciclables, tejidos naturales y acústicos, así como piezas de mármol originales que se han conservado aún con cicatrices. En cuanto a la iluminación, se ha trabajado un concepto escénico que compartimenta los espacios, siendo un elemento más del mobiliario. El diseño gráfico del proyecto se ha encargado a Pablo Juncadella del estudio Mucho.

Vista de la suite, en la que se observa el suelo de madera y la alfombra

En palabras del arquitecto Federico Turull, al frente de la obra de reforma, “no se trataba de imitar lo que Sagnier hubiera hecho hace 100 años, sino de afrontarlo con su mentalidad, la de un creador que dialoga con las diferentes épocas que ha vivido, vive y vivirá el edificio, sin pretender tener un estilo riguroso y marcado, sino moviéndose en los tiempos que le toca. Buscábamos un espacio inclusivo, generoso, también desde el punto de vista creativo, abierto a la intervención guiada de artesanos y artistas que sumen al proyecto, siempre bajo una dirección”. Una interesante relación entre la profesión del arquitecto y sus colaboradores, tratando al edificio con visión contemporánea y sin falsas nostalgias.

Vista del ático del edificio

Para completar todos los ambientes ha sido indispensable contar con el asesoramiento de las interioristas Nuria Pérez-Sala y Estrella Salietti, y también, en una fase final, con el estilismo de la empresa Elefante -con Eva Balart y Juan Carballido al frente- para dar vida a puntos concretos como estanterías o paredes, con ilustraciones, objetos, mapas u otros materiales que evocan el trabajo de un arquitecto.

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