GRAN HOTEL PUENTE COLGANTE

Proyecto de reforma hotelera de un edificio colonial frente al Puente Colgante de Portugalete

Para Lázaro Estudio, el reto principal de este proyecto era devolver a este edificio histórico su antigua vida de esplendor. Con una ubicación privilegiada frente al Puente Colgante de Portugalete, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 2006, las vistas están aseguradas tanto desde sus habitaciones como desde la preciosa terraza del hotel.

El edificio, de marcado estilo colonial fue una vivienda construida por Manuel Calvo y Aguirre, que hizo fortuna en La Habana a mediados del siglo XIX gracias a sus empresas de cultivo de caña. Regresó a Portugalete en 1898 para fijar su residencia en la mansión que hoy es el Puente Colgante Boutique Hotel.

Vista de la fachada del edificio, frente al Puente Colgante

La intervención del estudio han reforzado el carácter, historia y singularidad del edificio a través de un interiorismo colorista, que recuerda a ciertos hoteles de la antigua Habana y su espíritu de ultramar. Como carta de presentación, llama la atención su fachada en un potente azulón. Colores como amarillo, verde, gris, azul… Se combinan para transmitir una sensación vibrante y de calma a la vez. Los textiles y la madera ahondan en esa sensación de mullida paz. Descanso y relax asegurado para exploradores de la gastronomía, cultura y arte de vivir que ofrece la ciudad.

En la recepción la vista se dirige inevitablemente a un antiguo ascensor recuperado donde se ubica una máquina de café, que los viajeros pueden tomar de forma gratuita. Todas las paredes están revestidas con papel pintado de Arte, en lino, que da la sensación de pared entelada. Para la zona de mostrador, se ha apostado por un atrevido papel en zig-zag realizado en tablillas de sisal de la colección Ocullaire.

Vista del mostrador de recepción, con el papel en zig-zag

La coctelería Cronwell del establecimiento, que recuerda a los antiguos locales clandestinos de los años 30 habaneros, se ha concebido como un espacio acogedor e íntimo en el que disfrutar de conciertos en vivo de jazz y blues.

Vista de la barra de la coctelería

El Paladar es el nombre elegido para el bar restaurante del hotel. Una gran librería de puertas de roble y puertas de enea que alberga una colección de figuras del artista Guille Garcia-Hoz separa el comedor del salón contiguo.

Vista del restaurante

Los azulejos de la barra se recuperaron de un anticuario del sur de Francia, y gran parte de la iluminación ha sido fabricada a medida. Para el revestimiento de paredes y techos, se ha seleccionado un papel de estilo Victoriano con motivos tropicales y un punto de locura que, sin duda, lo actualiza.

Vista de la barra

Las 74 habitaciones del hotel, con increíbles vistas sobre el Puente Colgante, se revisten de papeles pintados acordes con las últimas tendencias del momento, y el mobiliario recrea un estilo de época. La calidez de los tonos amarillos, verdes y azules destacan en el interiorismo de los espacios, haciendo alusión a colores coloniales cubanos.

Vista de una de las habitaciones del hotel que da al Puente Colgante

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