HOTEL NOBU SAN SEBASTIÁN

A la magia de San Sebastián se une la mano de Caramba Studio y el gusto de Tomás Alía. Todo, para dar forma al nuevo Nobu de la ciudad donostiarra, que respira esencia en cada espacio.

Decía Ernest Hemingway que La Concha es tan hermosa que uno casi desea no verla nunca para recordarla siempre como algo intocado y eterno.

Y es que San Sebastián es una ciudad especial, y desde Nobu lo saben, tanto, que ya tiene un nuevo hotel en la capital donostiarra. Para llevarlo a cabo han contado con el trabajo de Caramba Studio y de la experiencia y el buen gusto del diseñador de interiores Tomás Alía.

Por Gala Mora

El emplazamiento no puede ser mejor, en el epicentro de la bahía de la Concha, en un lugar privilegiado en el que el edificio conforma un tesoro de la Belle Epoque, antiguamente conocido como Palacio Vista Eder, diseñado por el arquitecto Francisco Urcola, y que hace honor a las hermosas vistas que se tienen desde cada una de las habitaciones.

Vista de la Concha desde la terraza del hotel

Y si bien es cierto que el estilo japonés y la filosofía de Nobu son conocidos por un carácter y una esencia muy marcada, lejos del estilo de la Belle Epoque, no lo es menos que este hotel consigue establecer un vínculo entre los dos conceptos. El espacio se caracteriza por un sentimiento optimista, lleno de satisfacción, dominado por la elegancia y el refinamiento; aspectos que combinan a la perfección lo moderno y el lujo Nobu.

Exterior del palacio y vista del restaurante

Cada espacio con su propia personalidad

Ya desde el mismo hall de entrada se percibe la esencia que impregna todo el proyecto, concibiéndose como un efecto de transición entre el lenguaje vasco afrancesado de la fachada y el concepto japonés de Nobu. Tomás Alía desarrolla este espacio como si de una galería de pórticos Tori japoneses se tratase, llevándolo a un estilo contemporáneo. La luz y texturas de aspecto pétreos potencian un ambiente casi espiritual y zen desde la llegada del cliente al hotel.

Por su parte, las habitaciones representan una envolvente clásica con techos trabajados a dos alturas y rematados con molduras retroiluminadas. Los paramentos verticales siguen esta misma línea, revestidos con boiseries, de aspecto afrancesado que conjuga con la estética del edificio. En la zona de cama, la madera es el material protagonista, que se va diluyendo mediante un patrón geométrico en el cabecero para jerarquizar la cama. Las alfombras se convierten en compañeras sugeridas, siguiendo los mismos patrones geométricos.

Detalles de las habitaciones

Un despliegue en las zonas comunes

Las zonas de restauración son muy importantes para Nobu, y en este caso era importante que, además, se hiciera en conexión con el maravilloso exterior. De esta forma, el área dedicada al desayuno está ubicada de manera estratégica, en la que se proyecta el suelo hasta perderse con el horizonte de La Concha consiguiendo una sensación de vínculo constante con el mar mediante grandes ventanales.

Las paredes simulan celosías, evocando el movimiento del viento procedente del Cantábrico. Todo este espacio queda jerarquizado por una barra de aspecto pétreo que parece una gran roca de pizarra que emerge del suelo, acompañado por una lengua que discurre por el techo con efecto espejado introduciendo, de nuevo, el mar en el interior.

Zonas de restauración

Mención especial merecen las escaleras, que configuran un gesto escultórico que se desenvuelve en el interior de un edificio muy comprimido espacialmente, generando un efecto de ligereza. Los materiales de madera y microcemento envuelven ambos lados generando continuidad y homogeneidad en cada gesto. En el desembarco de la escalera, la madera se acompaña con un pergamino que se desarrolla a lo largo del pasillo contando una historia japonesa sobre tinta.

Escalera y zona de pasillo

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