THE BIRCH HOTEL

Con la clara intención de romper el concepto tradicional de hotel, el Birch, de la mano del estudio británico Red Deer, se propone poner los alojamientos del revés. Y lo consigue.

Puede ser lo que parece pero en realidad lo es aunque también es otra cosa. Esto que parece un trabalenguas podría ser la mejor definición del hotel que tenemos entre manos. Y es que el Birch es mucho hotel. Lo mejor es explicarse, aunque el comienzo suena a chiste.

Un hotel alejado del mundanal ruido que es también una panadería, un gimnasio, un coworking, un taller de cerámica, un huerto, una granja… Aunque el concepto parece caótico en un principio, al atravesar sus puertas, nos llena de paz. El Brich no es solo un hotel, es una comunidad.

Recepción

Esta maravillosa locura se la debemos al británico estudio Red Deer, se llama Birch, y es un hotel a las afueras de Londres que desafía al mercado de los alojamientos de lujo apostando por lo emocional y las tradiciones.

Escalera de la mansión

Dentro de más de 200 mil metros cuadrados de naturaleza se encuentran 140 habitaciones, una granja, dos restaurantes y una panadería interactiva en asociación con el chef Robin Gill, además de tres bares, 20 espacios para eventos, un espacio de coworking, espacios de acondicionamiento físico, un taller de cerámica así como salas de proyección, música y arte. Birch parece un hotel pero en realidad es un festival de sensaciones.

Taller de cerámica

Mantener pero también adecuar. Para conseguir todo esto, Red Deer se empleó a fondo, como cuentan ellos mismos: “se trataba de desafiar el despilfarro y la uniformidad. Inspirados en el ingenio del pasado, donde las antiguas fincas solían administrar sus recursos y tierras de manera holística, los espacios Birch tienen como objetivo trabajar con sus entornos tanto como sea posible, desde productos elaborados en fincas hasta restaurantes guiados por la naturaleza”.

En los espacios se han eliminado los muebles superfluos

Y nos siguen explicando: “Nos propusimos reutilizar y reparar los materiales del anterior local, eliminando el desorden y los muebles innecesarios para crear espacios más reflexivos. Esto se puede ver en los dormitorios, que están configurados para eliminar las presiones de la vida diaria. No hay televisores ruidosos ni escritorios aburridos. Solo habitaciones cálidas y bien diseñadas llenas de obras de arte locales”.

Detalle de una de las habitaciones

Para los cofundadores, Chris Penn y Chris King, se trataba de proporcionar el lujo de crear espacios, tiempo y libertad para hacer una pausa, pensar, crear, saborear. “Creemos que el término ‘lujo’ se degrada por el uso excesivo, y los parámetros de lo que constituye un ‘hotel de lujo’ pueden ser difíciles de definir. La industria a menudo se ha alineado con la indulgencia y el exceso en lugar de la sostenibilidad y las conexiones. La artesanía y las experiencias de calidad pueden seguir teniendo un precio superior, sin embargo, se está creando un nuevo enfoque”.

Uno de los espacios comunes del hotel

Para el proyecto de Birch, Red Deer deconstruyó el significado de un hotel y lo reconstruyó para asegurarse de que ningún elemento fuera intrínseco sin una consideración cuidadosa. La obvia necesidad de una cama y un baño está presente, sin embargo, se prestó más atención a los “lujos” contemporáneos, como un televisor, un teléfono o sistemas de iluminación inteligente para determinar su lugar en un hotel exclusivo para una generación de huéspedes cada vez más joven.

Barra del restaurante Zebra Riding Club

En palabras de los diseñadores, Ciarán O’Brien, Lionel Real de Azúa y Lucas Che Tizard, “A medida que ha evolucionado el panorama de la hospitalidad de lujo, la responsabilidad ahora se centra en crear una experiencia personalizada única para los huéspedes. Esta experiencia es un factor clave en el diseño de nuestros proyectos, y fue crucial para colaborar con artistas y fabricantes locales para que creasen algunas piezas únicas en las habitaciones, desafiando de esta forma la idea de que la uniformidad era esencial para la especificación de muebles en grandes lotes”.

Piezas artesanales en las habitaciones

Todo es muy original. Desde la propia entrada el hotel no deja de sorprender, con las tablas del suelo debajo de la alfombra numeradas con pintura blanca, de una renovación anterior. En lugar de cubrir las marcas, Red Deer las expuso y celebró la evolución, con los números pintados convirtiéndose en parte de las características decorativas de la habitación.

Ventana de la recepción, con las marcas del suelo

Como una buena casa georgiana, pues se trata de un edificio de 1763, los muebles oscuros y las chimeneas conforman un diálogo a lo largo del hotel que confiere ese aire tradicional y clásico, que solo necesita una visión moderna para convertirse en un rincón cálido. La biblioteca, por ejemplo, es un lugar iluminado y moderno, gracias al mobiliario de diseño cuidadosamente seleccionado, que se integra a la perfección en el marco recargado del antiguo hotel.

Biblioteca

Las habitaciones eran lo que cabría esperar de un hotel tradicional, pero ya no satisfacían las necesidades del mercado cambiante de hoy. Además, en algunos espacios se encargaron obras de arte, en otros las paredes se convirtieron en lienzo o se destaparon pinturas originales en los techos. “La hermosa técnica japonesa de kintsugi, el arte de reparar cerámica rota reparando las áreas rotas con laca, se ha incorporado al plan a largo plazo para continuar la historia del hotel. Cuando algo se rompe, se puede arreglar, en lugar de reemplazar, y cuenta una nueva historia que antes no estaba allí”.

La historia del hotel se refleja en sus paredes

Concebido como un centro creativo y artesanal. “Queríamos darle un ligero toque a las características existentes y celebrar el edificio georgiano”, dice Ciarán O’Brien, cofundador de Red Deer. “El edificio creó un telón de fondo realmente fuerte, por lo que analizamos cada espacio desde el punto de vista de lo que ya existía. Cualquier intervención dentro de un espacio necesitaba trabajar con eso, y una vez que construyes esa historia de diseño, nos permite imaginar cómo funcionará esa habitación”.

Restaurante Valerie’s

Birch es un centro creativo, por lo que su proceso de diseño se prestó a encargos y colaboraciones artísticas. “Se incorporó a la ceramista Emma Louise Payne para producir detalles hechos a mano y a medida para el espacio, incluida una gama de colgantes de porcelana vidriada, diferentes percheros, números de puertas, llaveros y jarrones. Cada dormitorio cuenta con ocho piezas hechas por Emma, y la familia de objetos utiliza varios esmaltes para acentuar la luz y celebrar las gotas y la tactilidad de los materiales”.

Puestos de valet diseñados para las habitaciones

Piezas únicas

El “desafío contra el despilfarro” continúa en los dormitorios, donde Red Deer colaboró ​​con Jan Hendzel Studio y otros artistas que trabajaron con cerámica, cobre batido y plástico reciclado para una serie de creativos puestos de valet, con detalles hechos a mano que hacen que cada uno sea único. “Los 120 soportes, también conocidos como armarios deconstruidos, se realizaron en colaboración con cuatro artistas: la mencionada ceramista Emma Louise Payne, la diseñadora Charlotte Kidger, la orfebre Lucie Naujalis y la carpintería de Jan Hendzel Studio. Los objetos escultóricos únicos se pueden utilizar para colgar una chaqueta o un vestido, además de proporcionar un lugar útil para dejar monedas sueltas, un teléfono móvil, un reloj o joyas. Los soportes de valet están anclados por bases coloridas en forma de orbe o píldora creadas por Kidger utilizando plástico de desecho mezclado con resina especialmente teñida. El material se vierte en un molde en capas para crear un efecto estratificado multicolor.

The Hub, espacio de coworking

Se podría analizar todas y cada una de las piezas, porque, tal y como resumen desde el estudio Red Deer, “se trataba de experimentar, diferenciar, divertirse, celebrar la variedad y las sorpresas que surgen al involucrar a fabricantes individuales en lugar de grandes fábricas de muebles. El equipo del hotel ha sido un cliente de mente abierta y progresista, con intereses muy arraigados, como nosotros, en la sostenibilidad y la longevidad de los objetos. No tenían miedo de incluir los defectos naturales en los materiales ni la mano única y distintiva del fabricante. Ha significado mucha libertad creativa y cada objeto es distinto y hermoso a su manera. La sinergia de varios artesanos habilidosos realmente ha unido este proyecto”.

Tipis en los jardines del hotel

También te puede interesar

Menú

Acceder