HOTEL BIENVENIR

Bajo este verbo inventado, el estudio Wanna ha desarrollado un concepto de hotel que lo que busca es recibir con los brazos abiertos, cortesía y afecto.

Bajo este verbo inventado, el estudio Wanna ha desarrollado un concepto de hotel que lo que busca es recibir con los brazos abiertos, cortesía y afecto. Pero también, y sobre todo, hace referencia al arte de llegar bien a una lugar nuevo, con amabilidad, atención plena y respeto. Y eso es ni más ni menos Bienvenir, una alojamiento único en el corazón de la Gran Vía madrileña que construye una identidad visual muy especial cuya historia comienza con la tipografía elegida, la Noto Sherif, condensada en su justa medida como una almohada bien mullida. Con este inicio, el resto solo puede salir bien.

Mármoles negro y blanco originales del edificio

El edificio es uno de esos que rezuma sabor y cuya construcción data de 1928, cuando se solicitó licencia para construir una casa de alquiler en el solar número 3 de la calle Eduardo Dato, esquina calle de la Flor Alta. Los arquitectos fueron Vicente García Cabrera y Jesús Carrasco Muñoz, que debieron sentirse muy felices al terminar, pues no todos los días se construye un edificio art decó en el centro de una capital. Esa esencia se ha querido mantener y ha sido fundamental a la hora de desarrollar el proyecto en manos de Wanna.
El edificio cuenta con algunos elementos protegidos por la normativa urbanística municipal, como el mármol de la entrada, de la escalera y el acceso al ascensor, así como el suelo de madera de las dos últimas plantas, las molduras, vidrieras y hasta la puerta de la antigua garita del conserje. Si bien al principio, respetarlos e integrarlos en la nueva propuesta de interiorismo parecía un rato, lo cierto es que poco a poco se convirtió en una oportunidad para crear un espacio nuevo, perfecto para fusionar el pasado y el presente.

Sala de estar con estructuras semicirculares

Wanna ha trabajado la zonificación de la sala de estar, situada en la primera planta y con unas vistas excepcionales a Gran Vía, para convertirla en un espacio multifuncional y flexible, que se adapta a los diferentes momentos de consumo, así como a las necesidades de los distintos tipos de huéspedes.
Para ello se ha generado un espacio cambiante en tres alturas, perfecto para desayunar, trabajar, mirar la televisión o reponer fuerzas. Esto se consigue a través de estructuras semicirculares que potencian la intimidad y recuerdan a un palco, pues los clientes pueden observar la avenida más concurrida de Madrid sin ser vistos. A ello se suma una mezcla de mobiliario bajo y alto que crea diferentes atmósferas, con piezas redondas y cuadradas, que respetan la geometría de la señalética funcional y de marcas como Ondarreta, Sancal y RS Barcelona.

El hotel cuenta con 45 habitaciones, distribuidas en cinco suites con terraza y vistas espectaculares a la Gran Vía, cuatro con balcón en chaflán y 36 habitaciones estándar. Debido a las limitaciones de espacio, Wanna optó por diseñar una pieza de mobiliario compacta, pero visualmente liviana, que aúna zona de descanso y trabajo. Dicha estructura convive con colores suaves que favorecen el descanso. El resultado son unos dormitorios confortables y alegres.

Habitación en tonos rosa y mango

En los baños de los dormitorios se ha apostado por un estilo depurado, con un mueble de baño de diseño propio, colores neutros, como el blanco y el negro, y un toque de azul para energizar el conjunto.

Mueble de baño diseño del estudio

Los colores son uno de los elementos más impactantes del proyecto, y su elección en según qué zonas del hotel, no es casual y se buscaban ciertos efectos. Así, el azul de las vidrieras y de las luminarias originales salta a las zonas comunes y de paso, como baños y pasillos, generando un efecto túnel de color que mejora la orientación de los viajeros por el hotel. Mientras que para los dormitorios y zonas de ocio (lobby, desayunador) se ha elegido el rosa y el mango.

Pasillo en tono azul y señalética diseñada para el hotel

En cuanto a materiales, para la señalética se ha escogido el latón, que refuerza la herencia clásica del inmueble, y se ha optado por el lenguaje universal de las figuras geométricas (círculos, rectángulos, cuadrados), para garantizar la comprensión por parte de todos los viajeros, sean de donde sean. Estas figuras geométricas actúan como hilo conductor del interiorismo, ya que pueden verse en mobiliario, materiales, accesorios de decoración y luminarias.

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