MONASTY

Un refugio de lujo exquisitamente austero, envuelto en un ambiente místico

En la ciudad griega de Thessaloniki se halla el nuevo hotel MonAsty de Not a Number Architects.

Para el diseño del concepto, sus autores se han servido de las innumerables referencias históricas de los antiguos templos cristianos ortodoxos que han llegado hasta nuestros días en la que fue la segunda metrópolis del milenario imperio bizantino. La espiritualidad de dichos espacios es el sello de este nuevo hotel Autograph Collection, cuyo carácter local mantiene un diálogo con los aspectos reconocibles de una marca internacional de lujo como es Marriott a lo largo de sus 100 habitaciones.

Por Manel Escacena-Chica

Este hotel de 5 estrellas, se encuentra muy cercano al único monasterio que sigue operativo a día de hoy, reconstruido sobre los restos del antiguo templo bizantino tras el gran incendio de 1917. Todo ello guió la inspiración del estudio de arquitectura teniendo como objetivo la creación de un ambiente místico, a través de materiales elegantemente sobrios junto a un sutil y sublime uso de la luz. La exquisitez en el servicio y el cuidado de los detalles completa su experiencia monástica, convirtiendo este hotel de alto standing en un verdadero refugio de lujo en el centro de la ajetreada ciudad.

Entrada al hotel con vista hasta el jardín interior

Una férrea simetría espacial rige todo el diseño interior de la planta baja, con la zona de bar como elemento principal de este axis que evoca la nave central de los antiguos templos bizantinos. Una solemne estructura de madera artesonada con molduras en línea recta juegan con una perspectiva cuya fuga se extiende y adentra hasta el jardín secreto del fondo. Un espacio interior dotado de luz natural y que ha sido elevado a su máxima expresión gracias a su intervención con una selección de bellas plantas y la instalación de una fuente decorativa integrada en una alberca, generando así un ambiente de calma propio de un claustro monacal.

Zona de barra con el artesonado de madera

En cuanto a la iluminación del axis, esta se ve enfatizada por la majestuosa presencia de tres lámparas chandelier revestidas de latón con candelabros suspendidos; sin duda un imprescindible reclamo visual para los visitantes ya que se puede apreciar desde el exterior.

Él area de recepción se define por una imponente yuxtaposición de texturas, compuesta por el mostrador de mármol negro sobre un suelo de ladrillo monocromático continuado por la pared de manera integral. El muro está decorado con particiones de madera a modo de estante, y también una geometría saliente de los ladrillos en su parte superior. La sabia colocación de sobrias luminarias con formas curvas supone el balance perfecto con los materiales antes citados conectando así lo terrenal con lo espiritual y creando una íntima atmósfera de recibimiento.

En el lado opuesto encontramos una vista general del restaurante del hotel. Su diseño y decoración toman referencia del folclore de su menú culinario y su dualidad contemporánea, creando un collage de reminiscencias tradicionales e históricas maceradas con materiales simples y cálidos.

Vista del restaurante con toques contemporáneos

La paleta cromática del interior está formada por los tonos neutros turbios pertenecientes a la iconografía bizantina. Al mismo tiempo, las formas y elementos de diseño que intensifican las referencias monásticas, como los asientos con forma de alcoba o los techos abovedados se combinan cuidadosamente con la experiencia táctil que nos ofrecen los materiales que celebran la artesanía, tales como el cuero desgastado, el ratán tejido, la madera cepillada y los morteros untados. Las pinturas únicas del sitio firmadas por el artista Fikos relatan la historia de Salónica representada en murales bizantinos, mientras que la luz suspendida con puntos esporádicos que flotan por todo el espacio completan el ambiente introspectivo.

Zona de comedor con claras referencias monásticas

El interior de las habitaciones se caracteriza por la solemnidad de las piezas de mobiliario escogidas que dialogan a la perfección con la elegancia y la sobriedad de colores y formas. El peso de la tradición o antigüedad es rebajado en dichas estancias, sin perder un ápice del intenso carácter que se percibe en las zonas comunes. Todo ello se logra con la combinación de tonos de una misma paleta de color, y elementos dispuestos de manera imponente como las luminarias suspendidas desde el techo y que cuelgan hasta la zona de la mesita de noche generando un aura de intimidad o un espejo y cama de grandes dimensiones, que sin duda nos confirman que nos encontramos en un templo del descanso firmado por Marriott en su Autograph Collection.

Cabecero de una habitación con estructura hecha de arcos de medio punto

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